11 Junio 2010

Desaparición de antejardines

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en revista El Periodista el 11 de junio de 2010.

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en revista El Periodista el 11 de junio de 2010. El vocablo “antejardín” corresponde al área libre entre la línea oficial y la línea de edificación, regulada en el instrumento de planificación territorial. No definiremos “jardín” porque todos sabemos su significado. En los planes reguladores comunales se establecen diversas normas obligatorias para solicitar permisos de construcción y una de ellas se refiere a las dimensiones mínimas que deben tener los antejardines y otra es el coeficiente de constructibilidad que es aquel número que multiplicado por la superficie del predio, descontadas de esta última las áreas declaradas de utilidad pública, fija el máximo de metros cuadrados posibles de construir sobre el terreno. En general los antejardines están conformados por algunas especies arbóreas plantadas sobre una cubierta de césped, es decir, son áreas verdes que cumplen una función ambiental (capturan dióxido de carbono y entregan oxígeno), de equilibrio urbano y de ornato. También posibilitan eventuales ensanches de calles, razones por las cuales los antejardines son ineludibles en el desarrollo de las ciudades. Pero el Minvu resolvió que todas las áreas construidas bajo el nivel natural del terreno no se contabilizan para determinar el coeficiente de constructibilidad y por esta razón, sobre todo en los edificios de oficinas de las comunas del barrio alto, se aprecia el hundimiento y desaparición de los antejardines, con lo cual a tales dependencias subterráneas les llega la luz solar y de paso, como hay aumento de la carga de ocupación de los edificios, se vulnera de facto el máximo regulado y permitido para esos coeficientes. El viernes 14 de mayo pasado 2 peatones resultaron con graves lesiones luego que cayeran al vacío (8 m) del alto edificio Territoria 3.000, construido en Las Condes, cuyo arquitecto, para ganar en m2 construidos, utilizó la práctica de excavar el terreno asignado a antejardín. A pesar de que la norma de edificación en esa comuna establece sus dimensiones, igual se pasó por alto, a sabiendas que en Chile reina la impunidad en este sector de la economía. Los padres de las víctimas ya han presentado acciones judiciales y lo mismo ha hecho el alcalde “en contra de quien resulte responsable” (sic). Pero el hecho concreto es que si hubiera existido el antejardín que debía estar al mismo nivel del espacio público (vereda), no se habría producido el accidente y por lo tanto los dueños del edificio como la propia municipalidad tienen responsabilidad compartida en el luctuoso suceso. En atención a que con la existencia de estas zanjas se imposibilita la labor de los bomberos en los incendios, interpelamos al Minvu para que aclare públicamente si los proyectos de edificación pueden prescindir de estas áreas verdes. Si el gobierno opta por autorizar las pétreas superficies excavadas, eliminándose por lo tanto los antejardines, será necesario entonces que los proyectos inmobiliarios instalen en la línea perimetral unas seguras y altas (1,80 metros) rejas transparentes para evitar futuras desgracias.



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