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De acuerdo a las normas establecidas por la División de Desarrollo Urbano (DDU) del Minvu, Circular Específica Nº 49 del 02/07/07, se prescribe que para el cálculo del coeficiente de ocupación de suelo en edificaciones escalonadas se considerarán todas las plantas o niveles que cumplan con las condiciones fijadas en la definición del primer piso, independientemente de la denominación que tenga cada nivel.

En las dunas de Reñaca, Viña del Mar, dicho coeficiente es restringido en pleno resguardo de la calidad escénica de las dunas: solamente se permite construir en menos de un tercio de la superficie del terreno.

Pero una inmobiliaria muy lista, asesorada por profesionales asaz “eficientes”, está construyendo allí una torre de 25 pisos, cuyos primeros 15 pisos escalonados los consideró discrecionalmente como “subterráneos” (?), ardid utilizado para que la suma de sus superficies no se considerara en el determinado coeficiente de ocupación de suelo del Plan Regulador Comunal (PRC). El acceso de esta torre habitacional se contempla por su frente inferior, a través de una extensa calle sin salida, originada en un antiguo loteo nunca aprobado por la Municipalidad de Viña del Mar.

Dado que esta edificación vulnera la normativa, los vecinos organizados del sector hicieron la denuncia respectiva en la Secretaría Regional Ministerial de Vivienda y Urbanismo de la V Región, instancia técnica de superior jerarquía que la que tiene el Director de Obras que cursó el permiso de edificación. A esta autoridad se le solicitó que emitiera un juicio pericial con el objeto de que se cumpliera la norma contenida en el PRC.

El funcionario que ejercía ese cargo en la administración central, con ciertas rebuscadas interpretaciones, no aceptó la reclamación y optó por irse a trabajar, ¡oh sorpresa!, a la propia Municipalidad de Viña del Mar en donde se está desempeñando en gloria y majestad como Director de la Secretaría Comunal de Planificación (Secpla).