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Los cándidos compradores no han visualizado los tremendos problemas de congestión que tendrán cuando deban utilizar sus vehículos. Juiciosamente el Plan Regulador de Las Condes establece que en las angostas calles ciegas, es decir, aquellas que no acceden a 2 vías perpendiculares, no se pueden construir edificios que dispongan de más de 3 pisos y 10 estacionamientos.
Existe en esa comuna una callecita denominada General Ludwig con esa característica y un actor inmobiliario, a pesar de ser conocedor de esas normas urbanísticas, recientemente compró las 7 viviendas unifamiliares que la enfrentaban por ambos costados con la seguridad de que esa regulación se podía sobrepasar. Para ello demolió las casas, fusionó todos los predios, con pleno conocimiento que los accesos a su proyecto inmobiliario necesariamente debían ser por la estrecha calle aludida.
La Dirección de Obras, como era su obligación, rechazó a ese privado su solicitud de anteproyecto de 2 edificios de 15 pisos cada uno, con 140 departamentos y 305 estacionamientos y el astuto interesado, recurrió ante la Seremi de Vivienda y Urbanismo reclamando su derecho a construir. La autoridad central, sin imaginarse siquiera el caótico escenario vial que se podría presentar, como buen funcionario que no pone trabas al crecimiento económico, instruyó a la Dirección de Obras de Las Condes para que cursara el permiso.
¿Qué sucederá próximamente ?
Ya se iniciaron las excavaciones y en algunos meses más se iniciarán las ventas “en verde” con atractivos precios publicitados con vistosos colores en los medios de comunicación. Muchos visitarán el alhajado “departamento piloto”, un porcentaje de ellos comenzarán los trámites en la banca para obtener un crédito hipotecario y tiempo después firmarán las promesas de compraventa.
Claro que los cándidos compradores no han visualizado los tremendos problemas de congestión que tendrán cuando deban utilizar sus vehículos.