18 Junio 2012

Hacia una nueva institucionalidad urbana

Columna de opinión de Patricio Herman de Fundación Defendamos la Ciudad publicada en Mercurio de Valparaíso el 17 de junio 2012.

En los últimos años han emergido numerosos movimientos de la sociedad civil que se han enfrentado con sólidos argumentos a discrecionales decisiones municipales asociadas a cambios en los planes reguladores comunales y a aprobaciones de proyectos no sustentables. Lo anterior ha sucedido porque nuestra institucionalidad urbana le entrega excesivas atribuciones a los alcaldes quienes, siempre en busca de la inversión privada en el ámbito inmobiliario, para así engrosar las finanzas municipales, tienden a relacionarse muy amigablemente con el sector productivo y menospreciar las observaciones que formulan los ahora empoderados habitantes de sus territorios jurisdiccionales. No solo los municipios sino también los gobiernos regionales y el propio ministerio de Vivienda y Urbanismo han hecha gala de una especie de asociación fáctica con el sector de la construcción para llevar a cabo iniciativas comerciales sin los debidos resguardos ambientales, viales, paisajísticos y otros. Sabemos que en Viña del Mar existen numerosas vialidades, que son bienes nacionales de uso público, no contempladas en su Plan Regulador (sic), mejor ni hablar del vergonzoso episodio acaecido en Puchuncaví con la termoeléctrica Campiche de AES Gener, construyéndose gracias a la intervención de una potencia extranjera, el despojo del Santuario de la Naturaleza de las dunas de Concón, por señalar algunos casos de esta región. El mall de Castro, el casino de San Antonio, el megaproyecto Costanera Center en el sector más saturado de la región metropolitana, el mall en el borde costero de Valparaíso, un hotel en los roqueríos de Concón, la utilización de áreas verdes para levantar proyectos no admitidos en la debilucha regulación comunal o intercomunal, el deterioro de las zonas patrimoniales, son ejemplos clásicos que hablan mal de la Administración del Estado. Estas cosas suceden porque los políticos de ambos bandos, salvo espacialísimas excepciones, no se interesan en este tipo de materias, pero como las redes sociales de Facebook y Twitter son muy poderosas, unido a la apertura de la prensa tradicional para abordar estos temas, estamos seguros que se harán las modificaciones legales necesarias para mejorar sustantivamente la gestión de nuestras ciudades, en donde los actores principales sean los ciudadanos que las habitan, al igual que en los países desarrollados del hemisferio norte.



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