02 Mayo 2012

"Malas decisiones empresariales"

Columna de opinión de Patricio Herman de Fundación Defendamos la Ciudad, publicada el 23 de abril de 2012 en Estrategia.

La comuna con vocación agrícola de Calera de Tango, localizada al sur de la región metropolitana, tiene una superficie de 72 km2 y alberga a unos 25.000 habitantes que viven mayoritariamente en parcelas de agrado. A pesar de todos los esfuerzos que han hecho sus autoridades municipales desde hace muchos años para disponer de un Plan Regulador Comunal, por razones de orden burocrático del gobierno central, ello no ha sido posible. Por este motivo se aplican en ese territorio las normas establecidas en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS). De acuerdo a lo anterior, el 84% de la superficie de la comuna está definida como zona silvoagropecuaria exclusiva, tierras que según el mandato del artículo 8.3.2.1. del PRMS, deben ser preservadas para el uso agrícola, un poco más del 1% es urbana y el resto corresponden a sectores de rehabilitación ecológica, en donde está el Cerro Chena y de preservación ecológica. Ahora bien, recientemente una empresa de transportes compró 11 hectáreas agrícolas exclusivas pagando por ellas el reducido precio de mercado que tienen esas abundantes tipologías, para emplazar allí un centro de talleres de mantención de vehículos motorizados y oficinas comerciales. Este empresario, buscando la eficiencia en su negocio, apostó a que las autoridades regionales le iban a aprobar su proyecto en esa localización. En la zonificación del PRMS existen los terrenos en donde se pueden proyectar las actividades profesionales de aquel pero, por sus particularidades, tienen precios de mercado bastante superiores. La diferencia de precios entre ambos tipos de terrenos, por sus distintas aptitudes y cantidad de oferta, es de grandes proporciones y por ello dicho empresario tomó la decisión de bajar costos adquiriendo el más barato. Pero fallaron sus alegres cálculos porque el Seremi de Agricultura, cumpliendo a cabalidad su función pública, rechazó el cambio de uso de suelo de tales 11 hectáreas agrícolas. Ahora ese cándido emprendedor podría plantar hortalizas en su magnífico predio o bien venderlo al mejor postor, con lo cual queda en evidencia que las decisiones de negocios no deben ser tan apresuradas.



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