14 Febrero 2011

Por la boca muere el pez o inusual comentario de Darío Paya

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en portal Cambio21 el 13 de febrero de 2011.

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en portal Cambio21 el 13 de febrero de 2011. Nuestro actual representante en la OEA, institución internacional de fachada, le manifestó en Chile a un diplomático norteamericano que Piñera candidato era un jerk, expresión muy peyorativa que podríamos asimilar a imbécil o pobre huevón, pero que, a pesar de ello, era capaz de hacer su trabajo, WikiLeaks se ha transformado en una pesadilla para todos aquellos políticos o civiles que se han relacionado con funcionarios diplomáticos de los EE.UU. Ese medio de comunicación instantánea ha llegado a ser el mejor instrumento, absolutamente transparente por lo demás, para que la opinión pública conozca las prácticas y dobles estándares de los que ejercen el poder en los distintos países. Gracias a las transmisiones de las conversaciones que esos funcionarios han sostenido con políticos locales estamos conociendo los comportamientos acomodaticios de estos últimos, muchos de los cuales son simples informantes de esa potencia hegemónica. Los muy bien educados diplomáticos del país que ejerce el control en el orbe, en sus reuniones oficiales o en los altos círculos sociales que frecuentan, escuchan, preguntan con cara de indiferencia a sus interlocutores, premunidos posiblemente de grabadoras y cuando llegan a sus despachos preparan, revisan en detalle y envían por medios electrónicos los informes de rigor, los que son evaluados con lupa por el Departamento de Estado y agencias de espionaje de ese país. Ahora bien, hemos sabido que Ciperchile, medio periodístico de investigación comprometido sólo con la verdad, ha reproducido una serie de cables norteamericanos difundidos por WikiLeaks, en donde el embajador de Chile ante la OEA, Darío Paya, se extralimitó en sus juicios sobre el candidato presidencial Sebastián Piñera. Claro que sus dichos peyorativos los dijo antes de que fuera nombrado como diplomático por su jefe directo. Se fue de boca entre noviembre de 2005 y febrero de 2009 y recién ahora estamos conociendo su pésima opinión que tenía sobre el presidente autodenominado de excelencia. Nuestro actual representante en la OEA, institución internacional de fachada, le manifestó en Chile a un diplomático norteamericano que Piñera candidato era un jerk, expresión muy peyorativa que podríamos asimilar a imbécil o pobre huevón, pero que, a pesar de ello, era capaz de hacer su trabajo, enfatizando que el entonces candidato presidencial se preocupa de potenciar sólo su figura y que se caracteriza por desobedecer las reglas del juego fijadas en nuestra institucionalidad, entregando varios ejemplos que todos conocemos. También hizo notar en sus amistosas conversaciones con los enviados norteamericanos la diferencia existente entre la UDI, su partido político y RN, partido de Piñera, llegando a extremo de asegurar que en la campaña presidencial antes pasada había que decidir entre 2 demonios : Bachelet y Piñera, advirtiendo a sus consultantes que el segundo era el menos malo. Cuando se conocieron estos documentos originales de la Embajada de EEUU, el político Paya raudamente emitió un comunicado en el que afirma que "no es novedad para nadie lo distorsionada e imprecisa que ha resultado la información de WikiLeaks. Pero cuando como en este caso, con frases distorsionadas, sacadas de contexto, se le cambia completamente el sentido a un diálogo, se trata de un abuso de la distorsión". El flamante y voluble embajador agregó que "el Presidente, con su trayectoria, se ganó merecidamente el respeto de la opinión pública y el apoyo de quienes han conocido su capacidad de trabajo y condiciones de estadista" (sic), es decir, con esta nueva y favorable opinión que tiene de Piñera, su camaleónico representante en la OEA se ha arrepentido de sus dichos porque a toda costa desea conservar su condición de embajador en la OEA y tampoco quiere producir un cisma en la llamada Alianza por Chile. Es fácil desmentir los documentos oficiales de la Embajada de EE.UU. en Chile, pero no podemos perder de vista que WikiLeaks lo que hace es reproducirlos tal como se enviaron en su oportunidad y por ello manifestamos que los que se prestaron para actuar como informantes de la primera potencia mundial no midieron las consecuencias políticas que iban a tener sus expresiones entregadas en un ambiente reservado de “buena fe”. Ellos, en aquellos tiempos, nunca se imaginaron que estos cables secretos se iban a filtrar por iniciativa de un soldado y que, Julian Assange, los iba a propagar sin medir sus consecuencias. Ahora la complicación recae en Piñera porque tendrá que adoptar una decisión con Paya y lo más seguro es que no se dará por aludido porque esos documentos oficiales de EEUU fueron obtenidos de manera irregular y él, como Presidente de la República, tiene el deber de mantener incólume la unión férrea de los partidos políticos que lo llevaron a la primera magistratura. Por su parte, el esplendoroso y lenguaraz embajador en la OEA medirá sus próximos dichos y en un tiempo más se deberá conformar con ser cónsul o agregado económico en un país del tercer mundo, similar al nuestro o bien volver a Chile para desempeñarse en su profesión y especialidad, vale decir, abogado y elaborador de encuestas, respectivamente



Inicia sesión para enviar comentarios