16 Abril 2010

A recuperar el Palacio Pereira

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 15 de abril 2010.

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 15 de abril 2010. En los últimos quince años se presentaron cuatro proyectos de edificación en el sitio protegido que contemplaban rescatar sólo sus dos fachadas, demoliendo todos sus salones y la otrora aristocrática nave central, iniciativas que naturalmente fueron rechazadas por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). En la actualidad apareció un nuevo proyecto que se diferencia radicalmente de los anteriores, porque restaura en su integridad todas las dependencias que aún existen en su interior, además de sus fachadas, proyecto que fue aprobado en diciembre de 2009 por la unanimidad del CMN. En 1872, don Luis Pereira Cotapos le compró en 50 mil pesos de la época a la sucesión de doña Juana Varela el solar localizado en el suroriente de la manzana conformada por las actuales calles Huérfanos, San Martín, Compañía y Manuel Rodríguez. Ese mismo año se inició la construcción de su residencia, conocida posteriormente como Palacio Pereira. El proyectista fue el arquitecto francés Lucien Ambroise Henault, quien tuvo una destacada y prolífica labor profesional; entre otros, diseñó el Palacio de los Tribunales de Justicia. Esta mansión emplazada en un terreno de 2 mil 100 metros cuadrados tenía 2 mil 700 metros cuadrados construidos en dos pisos, por su frente sur, y un piso, por su frente oriente, el que posteriormente fue ampliado para nivelar la construcción. El palacio se caracterizaba por sus ocho salones, conectados por una nave central de doble altura, los que se distinguían por sus mármoles y granitos importados de Francia e Italia. Se estima que esta magnífica obra arquitectónica se terminó de edificar a fines de 1874. Hasta hoy en su frontis sur se observan algunas planchas de mármol de Carrara que conformaban su zócalo, teniéndose en cuenta que el resto de aquellas fueron hurtadas por los viandantes ocasionales. En la nave central se observaban una serie de esculturas de reconocidos artistas europeos, como también cornisas ornamentales de refinado gusto. Destacaba el cielo vidriado de la referida nave, similar al instalado en aquella misma época en el eje del Palacio de los Tribunales, el que todavía luce su presencia. En 1932 los descendientes del propietario vendieron al Arzobispado de Santiago la edificación la que, adaptada funcionalmente, se utilizó hasta 1968 como un colegio de niñas, conocido como el Liceo Nº 3. A partir de ese año y en el transcurso de los cinco años siguientes el palacio fue ocupado por estudiantes revolucionarios, sin saberse si pertenecían al MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) o al FER (Frente de Estudiantes Revolucionarios). Después del golpe militar de 1973, estas instalaciones fueron allanadas por el Ejército en busca de armamento y hasta 1981 el palacio era tierra de nadie, por lo que fue totalmente desvalijado. Ese mismo año fue adquirido por un particular y enseguida declarado monumento nacional, sobre la base de los términos de la Ley 17.288. Desde 1981 a la fecha, es decir, durante 29 años, el ex palacio ha caído en el olvido de todos y hoy es una ruina que genera infinidad de problemas al vecindario, deteriorando el aspecto urbano de esa zona de la ciudad: nos preocupa sobremanera que su fachada oriente se desplome en cualquier momento por las consecuencias derivadas del terremoto pasado. No quisiéramos que una fracción de esa endeble fachada se desprenda sobre los buses del Transantiago que circulan por calle San Martín. En 2001 el titular de la propiedad solicitó a las autoridades competentes la desafectación de su calidad de monumento nacional, petición que fue rechazada y acto seguido el Estado demandó al dueño por no cumplir con sus responsabilidades de preservar el inmueble. Por falta de espacio no relataremos la larga historia judicial de dimes y diretes. Finalmente, la Corte Suprema falló a favor del privado, estableciendo la inaplicabilidad de los artículos 11º y 12º de la Ley 17.288, hechos valer en el litigio por la función ejecutiva del Estado. En los últimos quince años se presentaron cuatro proyectos de edificación en el sitio protegido que contemplaban rescatar sólo sus dos fachadas, demoliendo todos sus salones y la otrora aristocrática nave central, iniciativas que naturalmente fueron rechazadas por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). En la actualidad apareció un nuevo proyecto que se diferencia radicalmente de los anteriores, porque restaura en su integridad todas las dependencias que aún existen en su interior, además de sus fachadas, proyecto que fue aprobado en diciembre de 2009 por la unanimidad del CMN. Dado que algunos profesionales afines a la materia han emitido juicios sobre este proyecto, tomé la decisión de constituirme en el lugar de los hechos para evaluar los comentarios de los anteriores. Estuve ahí después del terremoto, ingresé al interior del recinto en ruinas y concluí que es urgente la iniciación de las obras de restauración que ese proyecto considera. Hacemos notar que la altura del edificio que se contempla en el interior del ex palacio es similar y en algunos casos menor, a las alturas de los edificios circundantes. La propuesta es un diseño contemporáneo, que respeta la arquitectura a restaurarse en ambas fachadas, y ésta fue la razón que tuvieron los miembros del consejo para autorizar esta intervención. Que sirva este ejemplo reconstructor para ser imitado en otros casos tan críticos como el señalado, ya que si somos responsables debemos esforzarnos en la tarea de recuperar todo lo que sea posible y así embellecer nuestra ciudad.



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