Defendamos la ciudad

Columna de Patricio Herman de la Agrupación Defendamos la Ciudad, publicada en La Nación, 5 de junio de 2008. La plaza Juan XXIII se localiza en la esquina de Antonio Varas con 11 de Septiembre, en Providencia. Es una de las áreas verdes más imponentes de la ciudad: allí se encuentran 48 antiguas, espigadas y hermosas palmeras en peligro latente. Una constructora desea ejecutar un estacionamiento en su subsuelo y por ello los vecinos se articularon de manera ejemplar para preservar su espacio público. Los dirigentes sociales consiguieron el apoyo de 3 mil 500 residentes e hicieron valer ante la Corema sus derechos urbanos y ciudadanos. El 7 de junio de 2007, presidida por la intendenta Adriana Delpiano, sesionó la Corema para analizar el proyecto y debido a la incertidumbre del plan de traslado de palmeras, y después de escuchar a los líderes vecinales, por amplia votación el cuerpo colegiado rechazó el Estudio de Impacto Ambiental del titular del proyecto, salvo que sí se autorizó la ejecución del estacionamiento, pero bajo las calles aledañas al área verde porque primó entre los votantes el ánimo de preservar esas especies vegetales. El consejero regional José Iván Torres, gobernador de Chacabuco, por su profesión de ingeniero agrónomo, disertó con conocimientos técnicos sobre los riesgos del traslado de las palmeras, indicando que la mayoría se iban a perder. La unidad de Gobierno que promueve la probidad y transparencia en los actos de la administración debiera investigar porqué no existió una resolución de calificación ambiental por la sesión ordinaria del 7 de junio de 2007, como nos lo han manifestado los vecinos. En pleno verano, a sabiendas de que la mayoría está de vacaciones, se llevó a cabo el 25 de enero pasado una sesión extraordinaria (?) en la Corema, en la que bajo la presidencia del nuevo intendente Álvaro Erazo, se borró con el codo la decisión de rechazo adoptada el 7 de junio. Esto originó la Resolución Exenta Nº 147/2008, del 26 de febrero de 2008 de la Corema, que calificó favorablemente el proyecto. Fructificaron los cabildeos de los interesados en abaratar el costo de la obra, porque la Corema, lo aprobó, sin avisar a los vecinos y en un acto anticiudadano y vergonzoso, con lo cual el estacionamiento se construirá en el subsuelo de la Plaza Juan XXIII sin que a esos funcionarios públicos les importe la conservación de esas 48 palmeras. En una frase para el bronce, el seremi de Transportes expresó que, desde su particular punto de vista, el proyecto era "factible y eficiente" (sic). Por una casualidad, los vecinos de la Agrupación Salvemos las Palmeras supieron de la inicua decisión de la Corema y presentaron el 10 de marzo un recurso de reclamación ante la autoridad superior competente, que, por el director de la Conama respondió el 2 de abril señalando que algunos de los que formularon observaciones no se "encontraban legitimados" para interponer el recurso y otras leguleyadas que no venían al caso, porque se pedía honrar la palabra empeñada. Por motivos que desconocemos no se han iniciado las obras destructivas del área verde y sería muy razonable que el intendente Erazo, presidente de la Corema, cite a una próxima sesión para reconocer como válida la postura de su antecesora. Si las instituciones llegaran a funcionar -esperamos- la Corema debiera rectificar su proceder, con lo que el alcalde Cristián Labbé debería conversar con el concesionario para que empiece a ejecutar las obras bajo las calles adyacentes a la plaza o en cualquier otro espacio público. Tal postura no sólo será reconocida por los vecinos, sino por todos aquellos que postulamos el desarrollo sustentable en las ciudades.