08 Agosto 2006

Municipalidades y Plebiscitos

Columna de opinión de Patricio Herman de la Agrupación Defendamos la Ciudad, publicada en La Nación el 07 de agosto de 2006.

Columna de opinión de Patricio Herman de Agrupación Defendamos la Ciudad, publicada en La Nación 07 de agosto de 2006. Vitacura da muestras de autoritarismo. No ha permitido la generación de proyectos alternativos y, para ello, ha utilizado maniobras poco claras. Los vecinos de diversas comunas de la región Metropolitana están organizándose con suma responsabilidad social para poner atajo a la perversa connivencia entre quienes administran las municipalidades y los dueños de inmobiliarias inescrupulosas que lo único que buscan es arrasar barrios enteros para construir torres de mal gusto. Hemos conocido ejemplos como el de la comunidad de La Reina, que forzó al alcalde a retirar la modificación urbana con evidente tinte inmobiliario. Los vecinos de San Miguel lograron el congelamiento de permisos de edificación hasta que un nuevo y más respetuoso plan regulador sea aprobado y ni que hablar de la caja de Pandora que se está abriendo en Las Condes con las decenas de permisos ilegales detectados por la Contraloría General de la República. Hay movimientos que rescatan el valor barrial en Lo Barnechea, Ñuñoa, en la parte precordillerana de La Florida, vecinos que defienden sus estilos de vida en el barrio Yungay, Providencia en donde los residentes de Pedro de Valdivia Norte, si bien no han tenido éxito con su petición al MOP para evitar la depredación de los faldeos del Parque Metropolitano San Cristóbal, lograron que el alcalde mantuviera la densidad baja en ese sector. Y así podríamos continuar, pero como no tenemos espacio, nos referiremos sólo a un caso verdaderamente brutal En días pasados el concejo de Vitacura, accediendo a una especulativa solicitud de los propietarios de las viviendas unifamiliares que enfrentan la Avenida Escrivá de Balaguer, paralela al río Mapocho, adoptó el acuerdo de iniciar el trámite administrativo conducente a modificar las normas de edificación de su plan regulador sólo para las manzanas que van desde el Club de Polo, por el poniente, hasta la calle Guaraníes, por el oriente. Se permitirá la construcción en altura hasta llegar a los 10 pisos, si son conjuntos armónicos, es decir, edificios de 28 metros. Para el resto de los vecinos de ese agradable barrio de densidad baja se mantienen las actuales condiciones. Luego, ese cuerpo colegiado conformado mayoritariamente por personas afuerinas de esa comuna, en forma unánime, entregó un “traje a la medida” a aquellos propietarios que están ansiosos por vender sus casas a excelente precio para irse a otros lugares. Podríamos afirmar que 15% de los vecinos obtendrá una importante plusvalía patrimonial y el 85% restante deberá asumir una minusvalía por sus casas, porque éstas tendrán como telón de fondo hacia el norte un muro casi continuo de concreto con la altura mencionada. La comunidad tomó el toro por las astas y sus dirigentes vecinales expresaron que en un país democrático no podía prosperar una iniciativa de ese tipo, porque cuenta con el amplio rechazo de la comunidad afectada. Decían que todo cambio crea conflictos de interés, pero estos conflictos deben ser resueltos sin arrasar con los derechos de la mayoría para beneficiar a unos pocos. Más aún, ya que se utilizaron falaces argumentos técnicos que van contra el sentido común y el necesario equilibrio. La Municipalidad de Vitacura da muestras de autoritarismo. No ha permitido la generación de proyectos alternativos y, para ello, ha utilizado maniobras poco claras, dejando a un lado los conceptos de transparencia, rigurosidad y probidad, necesarios para implementar los cambios en los planos reguladores. Los dirigentes sociales le pidieron al alcalde que convocara a un plebiscito para zanjar la controversia y éste se negó por considerarlo “demagógico” (sic). Ante tal curiosa respuesta, ya se están organizando para exigir el plebiscito, tal como establece la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades. En estos días iniciarán la recolección de firmas del 10% de los vecinos inscritos en los registros electorales de Vitacura, con la idea de finalizar el proceso en un plazo máximo de un mes. Necesitan 5.300 firmas autentificadas ante cualquier notario. En consideración a que el movimiento contestatario está tomando mucho cuerpo, sería más que razonable establecer las bases del llamado a plebiscito para que éste se desarrolle en igualdad de condiciones en los recintos adecuados, teniéndose presente que su resultado será vinculante para la díscola Municipalidad de Vitacura siempre que los votantes sean, a lo menos, el 50% de los ciudadanos inscritos en la comuna. El ejemplo que están dando -como los de La Reina-, debe servir para que en todas las comunas sean sus habitantes los que decidan democráticamente sus planos reguladores.



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