25 Febrero 2019

"Más que figuras providenciales, Viña del Mar necesita un plan de rescate y buenos equipos"

Era un 10 de abril de 2015 cuando el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2009) Agustín Squella publicaba una columna en El Mercurio que titulaba: "¿Viña, ciudad bella?".

En su opinión en el diario capitalino aseguraba que ésta "no quiere ser una embestida contra las autoridades comunales, sino una apreciación de tipo general acerca de una ciudad que no sólo dejó de ser bella -salvo como frase publicitaria- y que, lejos de eso, ha venido deteriorándose a vista y paciencia de sus irritados vecinos y perplejos visitantes, quienes se preguntan, consternados, qué hemos hecho con ella". También afirmaba que Viña del Mar "se transformó, hace ya tiempo, en un mediocre e interminable show televisivo visitado casi siempre por las mismas caras (cuando dejaste de ser una estrella que canta en el escenario tienes asegurada una silla en el jurado) y con una impropia y patética dependencia de los así llamados "rostros" del canal de turno y de las nuevas teleseries que este pondrá al aire pocos días después de que concluye cada versión del certamen".

De ahí en adelante, el debate sobre el estado de la ciudad costera creció como la espuma del mar que la acompaña, con críticas de otros expertos, políticos y quien se sintió identificado con las palabras de Squella.

Hoy, a casi tres años de ese duro análisis, el abogado y profesor lo reafirma, en medio de los serios cuestionamientos a la gestión municipal por un déficit financiero a 2017 de $17 mil millones, según la Contraloría; un déficit 2018 de $6.500 millones, según el municipio; serios cuestionamientos a las horas extra -que incluso llevaron al Ministerio Público a iniciar una investigación de oficio por el tema-; y dudas sobre la probidad de la administración Reginato.

- Tras todo lo que ha ocurrido en la administración municipal y en la ciudad, ¿mantiene lo dicho en esa columna?

- Por supuesto que lo mantengo. ¿Viña ciudad bella? Eso era una tomadura de pelo. Como lo fue también, antes, eso de Ciudad Jardín. Ya no quedan jardines públicos en Viña, sólo unos pequeños maceteros donde cuelgan algunas flores desde las luminarias.

- ¿Qué es lo que, a su juicio, debe cambiar para retomar el rumbo en Viña del Mar?

- El problema del municipio de Viña hay que ponerlo en un contexto más amplio: es de los 354 municipios que existen en el país, que concentran muchas competencias en los alcaldes y muy pocas en el Concejo Municipal, lo cual favorece decisiones unipersonales e inconsultas de la primera autoridad comunal. Si usted agrega a eso alcaldes que no dan toda la información a los Concejos Municipales, o que se la ocultan completamente o entregan en forma distorsionada, entonces se tiene la tormenta perfecta. Tampoco se puede descartar que alcaldes compren el favor de algunos concejales por medio de lealtades políticas o favores de otro tipo. No es raro que el informe final del Consejo Contra la Corrupción, presidido hace algunos años por Eduardo Engel, y del que tuve el honor de integrar, parta con recomendaciones sobre los municipios. Por algo debe ser. Ese informe dio lugar a varios proyectos de ley y medidas de orden administrativo. Pero en materia de gobiernos municipales, donde se concentran las mayores y más extendidas sospechas de malas prácticas, no se ha hecho nada. El actual gobierno se anotaría un buen punto si promueve un cambio profundo en los gobiernos municipales y en los controles de los que estos deben ser objeto. Alcaldes con grandes poderes son sólo una mala replica, a nivel comunal, del agudo e inconveniente presidencialismo que tenemos a nivel del gobierno nacional. Pero los alcaldes, los que no les da para presidentes, optan por transformarse en caudillos que distribuyen favores a diestra y siniestra para mantenerse décadas en el poder. Me impresiona la falta de reacción ciudadana en Viña luego de que se conoció el informe de Contraloría que está ahora en manos de la Fiscalía. También me sorprende la falta de reacción de los empleados municipales. La ciudad debería estar marchando por calle Arlegui y los empleados municipales, entre los que se cuentan profesionales, técnicos y personal administrativo y de servicio, algo deberían decir acerca de si sienten o no vergüenza luego del informe de Contraloría. También me llama la atención, aunque no me sorprende, el apoyo irrestricto que a la gestión municipal han dado parlamentarios del mismo sector que la alcaldesa. Como para pensar que no solo comparten ideas políticas, sino operadores electorales comunes para futuras reelecciones.

- Hay un sector del PS que lo tiene a usted en la mira como un posible candidato a alcalde por Viña del Mar. ¿Estaría disponible a serlo? ¿Se lo han propuesto?

- Jamás podría ocurrírseme postular a alcalde. Tampoco ningún partido me lo ha propuesto, lo cual revela el buen sentido de sus dirigentes. Si bien creo tener ideas y posiciones políticas bastante claras, nunca he militado en un partido y, por lo mismo, cada vez que he tenido una función pública he sentido sobre mí la sospecha de todos los partidos. Perdone que siga hablando en primer persona, pero yo me definí como un liberal de izquierda, algo muy raro en Chile. Los liberales, casi todos de derecha, desconfían de mí por ser de izquierda, mientras que los de izquierda, que suelen no ser liberales, me rechazan por ser esto último. Además, soy ya un hombre mayor que solo aspira a seguir haciendo, mientras se pueda, lo que he hecho felizmente toda la vida: dar clases, leer, escribir, participar en debates públicos, ver cine, e instalarme un momento de cada mañana en algún café a dejar simplemente pasar el tiempo. Ir a las carreras de caballos y también al estadio. Nada más. Nunca he hecho críticas a la situación de Viña, de Valparaíso o del país pensando en algún cargo.

- ¿Cree que hay una crisis de liderazgos políticos asociados a la centro izquierda en Viña del Mar? Se mencionan nombres en la derecha y el Frente Amplio, pero pocos en la ex Nueva Mayoría... ¿Por qué?

- Crisis de liderazgos en la izquierda y centro izquierda hay a nivel nacional e incluso planetario. Caídos los mal llamados socialismos reales, que no fueron otra cosa que dictaduras comunistas, y con una social democracia a la baja al haberse comprado muchos de los planteamientos del capitalismo neoliberal hegemónico de nuestros días, ser hoy de izquierda requiere dar muchas explicaciones. El Frente Amplio es hoy un intento en Chile en tal sentido, pero va a naufragar si sigue apoyando experiencias dictatoriales o autoritarias como la de los hermanos Castro en Cuba o la de Maduro en Venezuela o la de ese Presidente perpetuo en que quiere transformarse Evo Morales.

- Recientemente el municipio cambió de eslogan de la ciudad, pasando de Viña Ciudad Bella a #ViveViña: ¿es una medida eficiente o efectista?

- La medida adoptada no es efectiva ni efectista. Es simplemente torpe. Hace ya tiempo que psicólogos sociales, comunicadores, relacionadores públicos y publicistas han convencido a los gobiernos nacionales, regionales y comunales de que todos los problemas que tienen esos diferentes niveles de gobierno son solamente comunicacionales, en circunstancias de que siempre se trata de problemas más profundos. Pero ese tipo de profesionales -por llamarlos de tal modo- viven de eso, o sea, de vender humo a autoridades poco avispadas que creen que una frase, un eslogan, un maquillaje, una nueva imagen hará olvidar las malas decisiones y torpezas en que incurren a diario. Gobernar es siempre una tarea difícil, compleja, y eso tanto a nivel nacional, regional y comunal, de manera que quienes ejercen tareas de gobierno tienen que tomarle el peso a lo que hacen y no creer que solo basta con tener una buena imagen corporativa.

- Virginia Reginato dice que repostulará a su cargo, y ya recibió el apoyo de la UDI. ¿Tiene confianza en que la alcaldesa tiene capacidad para rectificar los problemas en el municipio?

- ¿Un periodo más de la misma alcaldesa? Pienso que lo mejor sería que desistiera y que su sector buscara una alternativa distinta. Eso parece lo más sensato, aunque ya sabemos que la sensatez no abunda en el medio político.

- Se ha hablado del uso de Viña del Mar como plataforma para otras elecciones. ¿Qué opina usted de esa tendencia de políticos postulando a cargos que no ganarán, pero que les permite figurar?

- Los políticos rivalizan por el poder, por ganarlo, por ejercerlo, por incrementarlo. Lo malo es que muchas veces ejercen un cargo con los ojos puestos en otro cargo que les resulta más atractivo, o mas lucrativo, y eso les resta energía y credibilidad a ojos de los electores que confiaron en ellos para una función y no para que los alcaldes sueñen con ser diputados, los diputados con ser senadores y los senadores con llegar a La Moneda.

- ¿No cree que esa distorsión de una elección puede afectar los nombres adecuados para, por ejemplo, el municipio de Viña?

- Claro que puede afectar. Lo malo es que muchas veces los mejores no aspiran a cargos y que muchos ciudadanos se desinteresan incluso por votar. La participación está en crisis y eso, sobre todo, por la creciente pérdida de calidad de la política. Y la perdida de calidad de la política- y esto es lo más grave- acaba afectando el valor que se da a la democracia como forma de gobierno. Jugar con la calidad de la política es jugar con la democracia, y esto último trae costos muy altos para cualquier sociedad. La gente pierde la confianza en los políticos, luego en la política y finalmente en la democracia. Esa es la pendiente resbaladiza que debemos evitar.

- ¿Qué piensa que ocurre con el sentido de servicio público a nivel municipal y cómo cree que puede restaurarse? Se lo pregunto por esta tendencia a evaluar liderazgos políticos según tengan capacidad de hacer cosas, es decir, capacidad operativa.

- Hay un discurso instalado contra el servicio público, y eso es muy injusto. Forma parte de la obsesión antiestatista y de la glorificación de lo privado sobre lo público. Pero lo peor ocurre cuando los propios servidores públicos se decepcionan y bajan los brazos al observar atónitos las malas prácticas en que pueden incurrir sus jefes y superiores. El mal ejemplo puede producir cuotas de decepción muy altas entre funcionarios que, por ejemplo, ven que otros, contratados con altos honorarios, trabajan poco y nada para la ciudad y el bien común y mucho para quienes los contratan discrecionalmente para su propio servicio.

- Se ha criticado en algunos sectores el supuesto clientelismo del municipio de Viña del Mar tanto con los vecinos, dirigentes vecinales como con sus funcionarios. ¿Es posible, a su juicio, sacar de raíz ese tipo de política en una ciudad ya acostumbrada tantos años a eso? ¿Y cómo?

- Que una autoridad trabaje para el clientelismo significa que trabaja para sí misma, no para los demás. Cualquier ciudadano mínimamente consciente puede exasperarse al comprobar el fenómeno del clientelismo, que es común, por cierto, pero con el que no debemos conformarnos.

- ¿Teme para Viña del Mar la aparición de liderazgos más populistas?

- El populismo, entendido como el discurso irresponsable que dice todo lo que los electores quieren escuchar en un momento dado, es una plaga que puede hacer metástasis. Ojalá eso no ocurra en el futuro en nuestra ciudad. Se requieren autoridades con buena y suficiente formación, íntegras, responsables y que logren formar equipos de trabajo idóneos en los que predominen esas mismas características y no la afinidad partidaria con la autoridad que los reúne.

- ¿Qué opina de Beatriz Sánchez?

- Tengo buena opinión de ella, aunque no comparta algunas de sus ideas políticas. A mí lo que me gusta del Frente Amplio es el partido liberal de Vlado Mirosevic. Un liberalismo social, igualitario, que nada tiene que ver con el neoliberalismo posesivo, egoísta e individualista de nuestros días. Un liberalismo que es capaz de criticar a la vez los regímenes de Pinochet, de Maduro, de los Castro. Un liberalismo sin doble estándar que no cree que hay dictaduras buenas y dictaduras malas y que no transa las reglas que establece la democracia para alcanzar, para ejercer y para conservar el poder.

- ¿Cree que se puede incubar en Viña del Mar un fenómeno político como el que permitió la elección de Sharp en Valparaíso?

- En Viña puede pasar cualquier cosa , y eso no es malo si resulta para mejor. Debe haber un cambio y tanto los partidos como los ciudadanos seremos los responsables de que efectivamente sea para mejor. Basta ya de seguir pedaleando en una bicicleta gastada, con las ruedas desinfladas, sin luces y hasta posiblemente sin patente.

- ¿Qué otros nombres le llaman la atención de los surgidos en estos días para Viña del Mar? - ¿Considera, como algunos expertos, que Viña del Mar no cederá ante rostros de carácter nacional?

- No me pronuncio sobre nombres sin saber primero que se propone para la ciudad. Más que figuras providenciales, la ciudad necesita un plan de rescate y buenos equipos. ¿Figuras de fuera? ¿Y por qué no? No hay que desconfiar de las personas e ideas que puedan provenir de un metro más al oriente de Curacaví. Pero en tal caso debería tratarse de personas que den garantías de un efectivo compromiso con la recuperación de la ciudad y con la urgencia y necesidad de convocar a los mejores y no solo a los del sector político al que se pertenece.

- ¿Qué visión tiene usted del ejercicio actual de la política, que usa las redes sociales como una forma de imponer mensajes, pero quizás menos como foros de discusión de ideas?

- Las redes sociales, que son una simple técnica, deberían ser más de auténtica comunicación y no de mera conexión entre los usuarios. No hay que olvidarse de reflexionar sobre lo digital y dejar de creer que tenemos que dar respuestas inmediatas e instantáneas a todo.

- Usted dice que es un liberal de izquierda, pero que eso es difícil de aceptar en este país. ¿Por qué?

- Lo de liberal de izquierda daría para otra entrevista. Pero vea usted, si para el liberalismo el principal valor es la libertad y si para la izquierda lo es la igualdad, un liberal de izquierda es alguien que procura combinar ambos valores sin sacrificar uno de ellos en nombre del otro. El comunismo sacrificó la libertad en nombre de la igualdad y vea cómo le fue. Ni igualdad fue capaz de dar, mientras que las sociedades capitalistas neoliberales de nuestro tiempo producen muchas desigualdades en nombre de la libertad. ¿Qué libertad pueden tener personas que no comen tres veces al día, que no acceden a una educación de calidad ni a una vivienda digna, o que carecen de una previsión oportuna y justa? Un mayor igualdad en las condiciones materiales de vida se traduce en mayor libertad para un mayor número de personas.

- Por ejemplo, ¿cree que el Gobierno actual de Sebastián Piñera es un gobierno liberal? ¿Por qué?

- El gobierno de Piñera es un gobierno de derecha y no hay ningún mal en eso, salvo para quienes tenemos ideas de izquierda. Pero es lo que eligió el país y hay que ser justos: junto a varios desaciertos, ha atinado en algunas cosas. Solo la histeria de buena parte de la derecha pudo creer que con Bachelet íbamos hacia Venezuela y solo la histeria de parte de la izquierda puede creer que el de Piñera es un gobierno de extrema derecha.

- También la izquierda parece que tiene una crisis de liderazgos. ¿Qué visión tiene usted de ello?

- En la izquierda lo que más falta son ideas. Pero hay allí algunos políticos jóvenes de los que se puede esperar mucho, así como en la derecha también los hay para llegar a tener una derecha menos conservadora y ligada al mundo del dinero. Chile está viviendo, por lado y lado, un fenómeno interesante en tal sentido.

"Por supuesto que lo mantengo. ¿Viña ciudad bella? Eso era una tomadura de pelo. Como lo fue también, antes, eso de Ciudad Jardín"."

"Me impresiona la falta de reacción ciudadana en Viña luego de que se conoció el informe de Contraloría que está ahora en manos de la Fiscalía (...) La ciudad debería estar marchando por calle Arlegui". "Jamás podría ocurrírseme postular a alcalde. Tampoco ningún partido me lo ha propuesto, lo cual revela el buen sentido de sus dirigentes"."

"Me llama la atención, aunque no me sorprende, el apoyo irrestricto que a la gestión municipal han dado parlamentarios del mismo sector que la alcaldesa. Como para pensar que no sólo comparten ideas políticas, sino operadores electorales comunes para futuras reelecciones". "Lo malo es que muchas veces los mejores no aspiran a cargos y que muchos ciudadanos se desinteresan incluso por votar. La participación está en crisis y eso, sobre todo, por la creciente pérdida de calidad de la política""

"En la izquierda lo que más falta son ideas. Pero hay allí algunos políticos jóvenes de los que se puede esperar mucho, así como en la derecha también los hay para llegar a tener una derecha menos conservadora y ligada al mundo del dinero" "Tengo buena opinion de ella, aunque no comparta algunas de sus ideas políticas. A mí lo que me gusta del Frente Amplio es el partido liberal de Vlado Mirosevic".

Fuente: http://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2019/02/24/full/cuerpo-principal/2/



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