20 Julio 2005
El Mostrador:

Falta de regulación en autopistas concesionadas

Nuevamente es noticia la tala de árboles debido a la construcción de una autopista concesionada en Santiago en el marco del desarrollo del nuevo plan de infraestructura vial para la capital. Por Paola Vasconi, de Fundación Terram.

Las afectadas ahora son las comunas de Huechuraba, Recoleta y Conchalí, donde la construcción de la autopista Vespucio Nor Poniente, por la concesionaria Vespucio Norte Express, contempla la tala de unos 400 pimientos de cerca de 30 años que se encuentran en los bandejones centrales de la vía entre Av. El Salto e Indepencia. Ante el hecho, la Conama Región Metropolitana una vez más no puede hacer nada. Esto, porque la “autopista” Vespucio Nor Poniente, al igual que Vespucio Sur y otras vías que se construyen en la capital, no ingresó al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) y, por lo tanto, no cuenta con resolución ambiental que fiscalizar. ¿Por qué sucede esto? Porque si bien la Ley 19.300 y el SEIA garantizan que proyectos como las autopistas ingresen al sistema y reciban su visa ambiental, las modificaciones de los últimos años al reglamento han dado mayor flexibilidad a los criterios que se utilizan para ingresar al sistema, permitiendo además que muchos de los proyectos de infraestructura vial urbana que se desarrollan actualmente en Santiago no ingresen, fundamentalmente por el uso de un tecnicismo por parte del MOP que los clasifica como “autovías”, mientras sus fichas técnicas, sus promociones y publicidad las dan a conocer como “autopistas” con todos los “beneficios” que éstas conllevan. Hasta ahora, la construcción de las autopistas en la capital en virtud de la Ley de Concesiones -y con la venia del MOP- ha permitido que todas las empresas concesionarias con y sin estudio de impacto ambiental talen indiscriminadamente miles de árboles en todo Santiago sin considerar el aporte que cada una de éstos realiza a la descontaminación de la ciudad y el déficit de áreas verdes que existe en la capital. Si bien las concesionarias y el MOP consideran en sus diseños la reposición de los árboles talados, la realidad ha sido muy distinta. Basta con mirar la autopista Vespucio Sur o Costanera Norte, por ejemplo, para darse cuenta que la pérdida de estos árboles y su valor ambiental difícilmente se podrá recuperar. ¿Que problemas hay, entonces, en que iniciativas de este tipo, como la autopista Vespucio Nor Poniente, ingresen o no al SEIA? Existen varios inconvenientes de que un proyecto de tal magnitud y con tal grado de intervención no cuente con un estudio de impacto ambiental y no pase por el SEIA, sobre todo en una ciudad como Santiago, que se ha caracterizado por su crecimiento desorganizado y por graves problemas de contaminación. Respondiendo a la pregunta, el ingreso al sistema garantiza que un grupo de técnicos especializados evalué el proyecto en toda su dimensión, identificando y cuantificando sus impactos ambientales y estableciendo las medidas mitigatorias y compensatorias necesarias para minimizarlos. Además, si bien los proyectos ya están diseñado y son difícilmente modificables, garantiza un mínimo de acceso a información sobre el proyecto y de participación ciudadana, tal y como la concibe el SEIA. Finalmente, que un proyecto cuente con resolución ambiental, si bien no garantiza, sí facilita el trabajo de fiscalización por parte de las autoridades y la atención de las demandas ciudadanas en caso de incumplimientos. El MOP, en los últimos años, se ha convertido en un ejemplo entre los organismos del Estado al establecer una política ambiental institucional y crear departamentos de medioambiente y participación ciudadana. Sin embargo, en la práctica, su actuar ha sido muy distinto, evidenciando una vez más la fragilidad de la institucionalidad ambiental y de los instrumentos establecidos para proteger el medioambiente. Paola Vasconi. Coordinadora Programa Medio Ambiente Fundación Terram.




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