29 Noviembre 2012

Inmobiliarias arrasan con emblemáticos lugares patrimoniales de Santiago sepultando en sus escombros historia y tradición

El patrimonio es algo que de una u otra manera se trata de conservar, el problema es cuando la modernidad pasa "por encima" y deja de lado la tradición. Lugares emblemáticos como el Hotel Valdivia, el restaurante San Remo, la galería El Patio, están próximos a desaparecer. Todo por el progreso, dicen. Cambio 21.cl 29 de noviembre 2012.

La identidad de un pueblo es sin lugar a dudas un valor fundamental para sus habitantes. Barrios y locales, son algunos emblemas de cada rincón de un país donde por diversos motivos nos sentimos "como en casa".

Por eso, cuando nos enteramos del cierre de ciertos restaurantes o picadas, o bien la demolición de casonas con historia, nos invade una preocupación. No solo por nosotros sino por las generaciones futuras que no conocerán ese patrimonio.

Por ello, y para evitar que se siga terminando con el patrimonio material e inmaterial es que ciudadanos ha decidido organizarse y dar la pelea.

Por ejemplo con el anunciado cierre del clásico restaurante San Remo, ubicado en Avenida Matta con Cuevas. Desde 1890, la casa donde creció Juan Siré, ha albergado tres negocios familiares. A comienzos del siglo XX fue el bar La Blanca y luego la carnicería La Vaca Gorda. Su última incursión -y la más exitosa- fue el San Remo, conocido local de comida chilena que desde hace tres meses comenzó a preparar sus últimos platos.

"Pensé que eran unos metros, pero cuando me dijeron que la expropiación era total, salté. Nos dijeron que debíamos irnos el 31 de diciembre del lugar", cuenta Juan Siré.

La construcción de la futura Línea 3 del Metro, que pasará por Avenida Matta, contempla un ducto de ventilación justo en el terreno del negocio, que destaca en la escena culinaria por sus arrollados, milanesas, papas fritas y chuletas.

El San Remo fue inaugurado en 1976 por Juan Siré y Raúl Serra. Según sus dueños, al interior del local el tango no dejaba de sonar y próceres de la música transandina, como Lalo Martel y Argentino Ledesma, pasaron por ahí y celebraron sus preparaciones. "Se me van un montón de recuerdos con el boliche, que serán muy difíciles de poner en otro lugar", cuenta Raúl Serra.

Actualmente, el local tiene 300 metros cuadrados y 27 mesas. Ciento cincuenta personas son atendidas diariamente por los quince empleados, quienes ya lamentan el cierre. "Llevo una vida acá. Voy a echar mucho de menos el local. Será dolorosa la despedida", afirma José Araya, trabajador del San Remo desde sus inicios.

A pesar de que reconocen que es una lucha difícil, Juan y Raúl contrataron un abogado para pelear su permanencia en el terreno. De todos modos, ya han visto lugares donde cambiarse. "Hemos mirado locales desde Ñuñoa hasta Santiago Centro. Lo ideal sería uno que ya esté habilitado y con patente", explica Serra.

Mientras que el Metro informó que la ubicación de las ventilaciones quedó definida luego de evaluar distintos aspectos, como calidad del suelo, distancia y eficiencia. Agregan, además, que los locatarios afectados han sido avisados con anticipación.

Por ello, Cambio21 conversó con el publicista Javier Sanfeliú, uno de los ciudadanos organizados en defensa del San Remo, quien señaló que "la verdad es que nosotros no estamos contra el progreso, entendemos otro tipo de progreso, creemos que Santiago es una ciudad que tiene que crecer hacia arriba porque los márgenes geográficos impiden que se expanda más. Pero, ¿qué ocurre cuando alguien, por ejemplo, compra El Parrón (estaba en Avda. Providencia) y pone un edificio o el Metro decide, poner el respiradero en un lugar que se llama el San Remo".

"Creo que hay políticas que hay que sentarse a conversar desde la ciudadanía y desde la libertad de no pertenecer ni a un partido político, ni a una organización. Este no es un movimiento contra el Metro o el MOP sino que a favor del patrimonio, no solo material sino que también el inmaterial que es lo que nos hace ser finalmente una ciudad con memoria. No queremos el progreso desmemoriado, queremos levantar jurisprudencia con el caso del San Remo".

Sanfeliú comenta además que "queremos sentarnos y contarle a la gente de Metro lo que es San Remo, ya que 50 metros más o 50 metros menos no va a alterar en nada el plan de ellos. Estamos orgullosos del Metro que tenemos, no estamos en contra, pero tienen que entender que no es llegar y botar donde hayan decidido por un plano sin saber que están encontrando".

"Uno tiene que despertar y darse cuenta que tiene derechos en la ciudad pero también tiene deberes y muchas veces las autoridades no van a preservar como podríamos hacerlo un grupo de ciudadanos de alguna manera entrelazados. Hay empresarios gastronómicos, políticos y otras personas que habitan la ciudad. Nuestra intención es sentarnos a conversar, el plan que llamamos "Iván Fuentes", siguiendo el ejemplo de lo que hizo ese dirigente de Aysén, y decirles que es importarte preservar el patrimonio", señaló.

El hotel Valdivia en el Time

Otro caso en que el progreso está a punto de pasar por encima se refiere a uno de los más afamados moteles capitalinos, el Hotel Valdivia, el cual anunció que dejará de funcionar a fines de abril de 2013 para dar paso a un proyecto inmobiliario, dejando atrás 53 años de historias amorosas.

Miles de parejas se pasearon por sus 48 habitaciones temáticas, las que ofrecían un verdadero tour por distintos rincones del mundo. Sin embargo, la pérdida de la tranquilidad del barrio, sumado a la proliferación de edificios de altura, pudo más que continuar con la tradición.

"Ya tenemos un edificio al lado y en Vicuña Mackenna desde ahí se ve todo. Además, pondrá otro más y un supermercado", explicó Abelardo Mella, gerente del hotel y descendiente de los creadores, a La Tercera. Fue la Inmobiliaria Fundamenta quien compró los 5.200 m2 del inmueble para instalar dos torres de 16 pisos y un centro comercial.

De todas formas la familia Mella piensa continuar en el rubro, y abrir un motel similar en Ñuñoa o Santiago Centro con una decoración más moderna, según reconoció el gerente.

El Hotel Valdivia fue abierto en 1959 al público como un motel de "alto estándar", emplazado en pleno barrio Bustamante, y su fundadora, Coralia Quezada, abuela del actual gerente, emprendió el proyecto a los 28 años tras la repentina muerte de su marido.

Poco después, empezaron a crearse habitaciones como la "Madame Pompadour" o "La Caverna", esta última ambientada en la prehistoria. También está "La Caracol" que tiene un carrusel de caballitos de mar y que apareció en un sexy escena de la película Sexo con amor. "El Palacio Moro" que cuenta con mosaicos marroquíes importados.

Uno de los primeros encargados en diseñar esta singular forma para atraer clientes (inolvidable es la "Carreta del Oeste") fue el constructor civil Daniel Zamudio, quien a finales de los 60 se hizo conocido por revolucionar el decorado de los nacientes "pubs".

Pese al éxito del motel, Zamudio mantuvo por años en privado el trabajo que realizaba para la familia Mella, hasta que un reportaje de la prestigiosa revista Time le pidió una opinión e hizo una reseña sobre él. Hasta ese momento, ni su madre sabía de las andanzas artísticas en moteles de su creativo retoño.

El patio de Providencia

La galería El Patio, ubicada en plena Avenida Providencia, también está pronta a desaparecer. Son cinco las inmobiliarias que están interesadas en comprar el terreno. "Si pagan lo que se está solicitando lo más probable es que se venda", afirmaron quienes conocen el proceso de negociación que está en tierra derecha. Eso sí, no entregaron el nombre de las empresas interesadas.

"Los contratos que existen no se renovarán", dice tajante el documento de una carilla, que circuló hace algunos días entre los locatarios. Los contratos de arrendamiento de algunos ocupantes con más de 20 años en este lugar se firmaban, primero, por al menos cinco años. Luego tenían validez por 365 días. Hoy, no va más.

Algunos terminan el 1 de enero de 2013, otros en agosto del próximo año. Uno culmina en cuatro años, pero los indemnizarán, afirman en la galería.

Los dueños de la galería El Patio de Providencia, son la familia Alcalde Ochagavía y el Hogar de Cristo. La fundación es propietaria por una herencia que les dejó el pintor Pablo Burchard, quien junto a su amigo Arsenio Alcalde Cruchaga la crearon como un centro para el desarrollo de la cultura y las artes.

Tristemente los locatarios alistan el adiós, algunos después de más de 30 años en la galería enclavada entre las calles Padre Mariano y Antonio Ballet. "Hay una sensación de rendición", admiten.

Es así como el dueño del Café del Patio, Francisco García-Huidobro, afirmó que aún existe una luz de esperanza: esperan que una de las inmobiliarias conserve este tradicional lugar de encuentro y esparcimiento. "Aunque sea renovado", dijo.

Mientras que otros locatarios señalan "estamos consternados. Es una vida acá, tantas historias con tanta gente importante... que esto desaparezca por un mega edificio con un supermercado es triste. ¿Qué progreso es ese?, ¿qué aporte?", afirmó Cecilia Pizarro, de la librería Australis.

El Parrón

Este clásico restaurante también desapareció, y se transformará en un proyecto inmobiliario de oficinas y locales comerciales que promete cambiar para siempre esta cuadra de Avenida Providencia, según los nuevos propietarios del lugar.

Cuando se piensa en qué se pierde cuando se cerró este lugar, la respuesta es: mucho; historia, patrimonio, tradiciones y un trozo de un Santiago (y un país) que se nos va día tras día y que pareciera a nadie -o a muy pocos- importa.

Las anécdotas y personajes que se fueron con el cierre de El Parrón son incontables y muchas ya se han venido contando por diversos medios. Pero la triste realidad es que ante los millones que mueve el mercado inmobiliario en este país es bien poco lo que se puede hacer, porque ni el empresario gastronómico más exitoso puede pelear de igual a igual con una constructora que se trae bajo la manga un proyecto con una torre gigante y locales comerciales.

Colegio Universitario Ingles

La Fundación Defendamos la Ciudad y la Asociación Chilena de Zonas y Barrios Patrimoniales denunciaron supuestos ardiles de la Municipalidad de Providencia para posibilitar la construcción de una torre de 30 pisos en una parte del terreno que ocupa el Colegio Universitario Inglés, localizado en la avenida Andrés Bello 1361.

Recordemos que este colegio, con su adosada capilla, conforma un solo inmueble construido hace 80 años, y que por su valor arquitectónico, fue declarado de "Conservación Histórica" en la última modificación y actualización del Plan Regulador Comunal (PRC) de Providencia, vigente desde enero de 2007.

Posteriormente apareció un actor inmobiliario que se relacionó con la congregación religiosa dueña del colegio para, vía su demolición, obtener plusvalía con el uso intensivo del terreno.

"Felicitamos a los ingeniosos funcionarios quienes, reconociendo sus ficticias negligencias administrativas, ahora intentan entregarle un traje a la medida a la constructora para que lleve a cabo su negocio inmobiliario en la porción del terreno que tiene el mayor valor en el mercado, es decir, el que enfrenta la Av. Andrés Bello. Además, impropiamente la seremi de Vivienda y Urbanismo, con otros tantos artificios, validó la operación mercantil", sostuvo el presidente de la Fundación Defendamos la Ciudad, Patricio Herman.



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