28 Septiembre 2009

Cambio climático

Preparando la 15ava Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en diciembre en Copenhague.

CAMBIO CLIMÁTICO: Sociedad civil cuestiona al Banco Mundial Por Mary Tharin WASHINGTON, 15 sep (IPS) - El Banco Mundial llamó este martes a los países ricos a liderar los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono, pero organizaciones de la sociedad civil cuestionan el papel de la institución en la lucha contra el cambio climático. El "Informe sobre el desarrollo mundial 2010: Desarrollo y cambio climático", presentado este martes por el organismo multilateral, tiene potencial para afectar las negociaciones de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en diciembre en Copenhague. "Los países en desarrollo se ven afectados por el cambio climático en forma desproporcionada; se trata de una crisis de la cual no son responsables y para la cual son los que están menos preparados. En ese sentido, es de vital importancia lograr un acuerdo equitativo en Copenhague", dijo el presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, en el comunicado de prensa que acompaña al informe. Por su parte, el consejero sobre cambio climático en Oxfam Internacional, Antonio Hill, reiteró la necesidad de vincular el desarrollo con una política efectiva sobre el cambio climático. Hill elogió el reporte del organismo multilateral por abordar "cómo la respuesta mundial al cambio climático puede fortalecer, en vez de debilitar, el desarrollo en los países más pobres". Karen Orenstein, coordinadora de campañas financieras internacionales en la organización ambientalista Amigos de la Tierra, coincidió en que los países industrializados deben comprometerse más con la reducción de las emisiones contaminantes. "Lo que los países industrializados ponen actualmente sobre la mesa es completamente inadecuado para hacer frente al cambio climático", dijo a IPS. Las negociaciones previas a la reunión de Copenhague han estado caracterizadas por el conflicto entre los países ricos y los pobres, cada parte reclamando que la otra asuma mayores objetivos de reducción de emisiones. Las naciones en desarrollo sostienen que las industrializadas tienen la obligación histórica de asumir la responsabilidad, por ser las que más han contribuido con el recalentamiento planetario. Por su parte, los países ricos sostienen que la mitigación es más redituable en las naciones menos adelantadas, y que por lo tanto los esfuerzos por revertir la tendencia deberían empezar por allí. En su informe, el Banco Mundial recomienda un pacto que permita a los países del Sur efectuar cambios en la política nacional en vez de comprometerse con objetivos estrictos de reducción de emisiones. Según Elliot Diringer, vicepresidente de estrategias internacionales en el Centro Pew sobre Cambio Climático Global, este enfoque más flexible permitiría a los países del Sur "presentar compromisos que se ajusten mejor a sus agendas de desarrollo". Tales opciones pueden incluir fijar objetivos en materia de energías renovables o reducir la deforestación. Actualmente, el Banco Mundial opera como agente de buena parte de las finanzas climáticas del mundo, y continúa expandiendo esta capacidad. Sin embargo, organizaciones ambientalistas critican el papel que juega el organismo en la mitigación de los efectos del recalentamiento planetario. "El Banco Mundial es la institución equivocada para (manejar) las finanzas climáticas", sostuvo Orenstein. Muchos líderes del mundo en desarrollo exigen que se cree una nueva institución, administrada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, para financiar iniciativas en esta materia. "Los países en desarrollo tienen buenas razones para desconfiar de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, y no quieren que sean intermediarias de este acuerdo climático", agregó Orenstein. El "Informe sobre el desarrollo mundial 2010" promueve el fortalecimiento de los mecanismos financieros existentes en relación al clima que actualmente son manejados por el Banco Mundial, entre ellos el muy controvertido Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). Éste, previsto en el Protocolo de Kyoto (firmado en 1997 y en vigor desde 2005) es un instrumento mediante el cual las naciones ricas pueden superar sus cuotas de emisiones de gases de efecto invernadero si financian proyectos para reducirlas en los países en desarrollo. Sin embargo, alrededor de dos tercios de los proyectos que reciben financiamiento en el marco del MDL no contribuyen realmente con la reducción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según la científica climática Payal Parekh, de la organización no gubernamental International Rivers. Estos proyectos carecen de "adicionalidad", o pruebas de que la inversión en el MDL es un requisito para la reducción de emisiones. Las evidencias muestran que muchos proyectos financiados por el MDL, como las grandes centrales hidroeléctricas en China, se habrían construido igual, incluso sin el aporte del Mecanismo. El Banco Mundial presiona para que el MDL se reforme y se amplíe, pero Parekh discrepa. "Si el concepto fundamental de un programa es defectuoso, la reforma es imposible", dijo a IPS. Según Parekh, el MDL no logra reducir las emisiones mundiales, brindando en cambio "subsidios extra para proyectos que habrían sido realizados de todos modos". El informe del Banco Mundial también enfatiza la importancia de un adecuado manejo de recursos, dado que el cambio climático vuelve más escasas el agua, la tierra y la energía. El estudio recomienda implementar métodos de agricultura sostenible, incluida la "eco-agricultura", o reservar tierras para promover la biodiversidad. Además, propone tres estrategias políticas principales para promover la conservación energética: aumentos en el precio de la energía, incentivos para que las empresas públicas aumenten la eficiencia, y transferencia de tecnologías limpias al mundo en desarrollo. Tal vez el aspecto más controvertido del debate sobre los recursos es la posición del Banco Mundial sobre la conservación del agua. El informe aboga por los proyectos de represas como manera de suministrar energía hidroeléctrica y proteger contra sequías e inundaciones. Sin embargo, los impactos sociales y ambientales negativos de los proyectos hidroeléctricos a gran escala han quedado expuestos caso tras caso, según Orenstein. Además, las grandes represas situadas en zonas tropicales producen cantidades significativas de metano, un gas de efecto invernadero. Un estudio realizado en Brasil concluyó que las 52.000 grandes represas del mundo contribuyen con alrededor de cuatro por ciento del recalentamiento planetario inducido por el ser humano. Esto convierte a las represas en "una fuente importante de contaminación (que contribuye con) el cambio climático", señaló el director ejecutivo de International Rivers, Patrick McCully. El "Informe sobre el desarrollo mundial 2010" tiene un importante rol que jugar en la búsqueda de una solución global al cambio climático, dijo Diringer. "El informe es un reflejo de lo que ahora se comprende ampliamente: que el clima y el desarrollo están intrínsecamente ligados, y que debemos abordar los dos temas juntos en vez de optar entre ambos", expresó a IPS. Sin embargo, persiste la duda de si el Banco Mundial es la institución adecuada para tratar estos temas vitales. Es necesario que la institución financiera analice cómo ella misma "está contribuyendo con el cambio climático, antes de poder ser parte de la solución", planteó Orenstein.



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